DIA 008
Muy en silencio, de puntillas, la felicidad se deslizó en nuestro pequeño mundo y lo pintó con los colores más hermosos. 
Tal vez esa felicidad no fuera algo grande, pero para nosotros era cálida y cercana, como un viejo amigo que te abraza después de un camino largo y difícil. No sabíamos mucho, pero sí sabíamos reconocer ese momento, y aferrarnos a él como si de él dependiera toda nuestra vida.
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